Tipo de viaje: Deportes
Precio: Consultar
Fecha de salida:
Destino: Argentina
En una antigua estancia colonial de 1830, se encuentran los campos de golf que alberga Pueblo Estancia La Paz.
En pleno corazón de Ascochinga y enclavado en un suave piedemonte de las Sierras Chicas, este espacio cuenta con 18 hoyos que discurren sobre paisajes ondulados y cambiantes.
Incluye
ESTANCIA LA PAZ GOLF
Enclavado en un suave piedemonte de las Sierras Chicas de la Provincia de Córdoba, sus 18 hoyos discurren sobre cambiantes situaciones paisajísticas y topográficas. Mientras algunos recorren el centenario parque de la estancia, otros siguen y sobrevuelan el serpenteante cauce del río Ascochinga o fluyen entre lomas, valles y acequias serranas.
La estrategia de la cancha, diseñada y construida por Bunge Golf, ofrece alternativas seguras para los jugadores menos experimentados, mientras que exige mayores habilidades a quienes busquen desafiarla o bajarle el par.
Amplios fairways y greenes estratégicos de gran tamaño obligan al jugador de cualquier nivel a agudizar sus sentidos y administrar de manera inteligente sus probabilidades.
AMENITIES
UN LUGAR CON HISTORIA
Los primeros pobladores de las tierras que hoy conforman “Pueblo Estancia La Paz” fueron los indígenas sanavirones. Hacia mediados del siglo XVII este paraje llevaba el nombre de “Corral de Piedra”, y junto con el molino de “Ascochinga”, fue donado al noviciado del Colegio de la Compañía de Jesús para ser incorporado a la estancia “Santa Catalina”, hoy convertida en Patrimonio de la Humanidad, que llegó a abarcar una extensión superior a las 60.000 mil hectáreas.
Expulsados los jesuitas del Virreinato del Río de la Plata, sus propiedades fueron liquidadas y Santa Catalina fue adquirida por Don Francisco Antonio Díaz. Tras sucesivas ventas y/o legados, una fracción de al menos unas 8.500 hectáreas, conocida como puesto “Corral de Piedra”, pasa a manos de Tomás Funes y Eloísa Díaz, nieta de Don Francisco Antonio Díaz.
Tomás Funes era un destacado político de la época y fue quien, luego de que se sellara la paz entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, tras la firma del Pacto de San José de Flores en el año 1859, decidió cambiarle el nombre a la propiedad de “Estancia Corral de Piedras” a “Estancia La Paz”, en honor al transcendental acontecimiento.
El mismo Tomás Funes fue quien construyo, a partir de 1830, el casco colonial y parte de la casa principal. Una de sus hijas, Clara Funes, se casaría con Julio Argentino Roca en 1872.
La época de mayor esplendor de la estancia transcurrió en las manos de Julio A. Roca, dos veces presidente de la República, quien a finales del siglo XIX la modernizó, incorporándole un estilo neoclásico-italiano y sumándole importantes edificios como los establos, el lavadero, la pileta cubierta y la pileta exterior. También fue el ex-presidente quién le encargó al paisajista francés Charles Thays el diseño del majestuoso parque de 100 hectáreas con su lago artificial.
Durante sus dos mandatos presidenciales, entre 1880 y 1886 y entre 1898 y 1904, fueron muchos los veranos en que el país se gobernó desde “La Paz”, y en ella recibió a grandes personalidades y políticos de la época como Avellaneda, Mitre, Sarmiento, Pellegrini y Figueroa Alcorta.
“La Paz ha sido mi refugio desde que me instalé en Buenos Aires. Allí paso todos mis veranos, gozando de la cascada natural que forma un lugar para bañarse muy agradable, aprovechando un parque que ha crecido y se ha refinado con el tiempo y disfrutando, en fin, de la fresca hospitalidad de la vieja casa” (Soy Roca, Felix Luna).
Itinerario